El pequeño lazo que adorna la parte frontal de muchas prendas de ropa interior femenina no es solo un detalle decorativo. Aunque hoy se percibe como un toque de delicadeza y feminidad, su origen se remonta a siglos atrás, cuando cumplía una función práctica.
En épocas pasadas, la ropa interior no contaba con elásticos como hoy. Para ajustarla al cuerpo, se utilizaban cintas que se ataban en la parte frontal. El lazo no solo ayudaba a mantener la prenda en su lugar, sino que también indicaba cuál era el frente de la misma, facilitando su colocación.
Con el tiempo, esta utilidad fue reemplazada por diseños más modernos, pero el lazo permaneció como un símbolo estético. Hoy, representa elegancia, coquetería y atención al detalle en la moda íntima.
Este elemento también ha sido adoptado por marcas y diseñadores como un sello distintivo que resalta el encanto de la prenda, convirtiéndose en parte del lenguaje visual de la lencería.
En resumen, el lazo en la ropa interior femenina no es un simple adorno; es un guiño a la historia de la moda, uniendo tradición y estilo en un detalle que ha perdurado a lo largo del tiempo.
